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¿QUIÉN SOY?

Un delirio por el Surrealismo

¿Quién soy? Se preguntaba André Breton al inicio de Nadja, una obra compleja. Densa en significados y claves. En esta extensa creación, del que en su día puso como manifiesto André Breton en el primer manifiesto Surrealista, figuran las formulaciones esenciales de este movimiento artístico más enigmático del siglo XX. Un automatismo psíquico en su estado vivaz y puro, del cual uno se propone expresar el funcionamiento real del pensamiento. Un pensamiento que trata romper los convencionalismos sociales e incorporar la experimentación de los métodos del psicoanálisis en literatura y pintura. 

 

En este funcionamiento de la mente entran en pie las teorías psicoanalíticas de Freud, en las que el inconsciente del ser humano es el estado de la memoria más puro. Un estado que supone el rechazo de la cultura tradicional basada en el poder de la razón, defendiendo la revolución y tratando de convertirse en germen del desarrollo del Dadaísmo en cuanto a crítica constructiva de aquel arte tradicional. Según el neurólogo austríaco, define su inconsciente de manera original. "La observación de la vida normal de vigilia" parecía confirmar esa concepción clásica del inconsciente. Pero "el análisis de las formaciones psicopatológicas de la vida cotidiana y del sueño" había hecho surgir al inconsciente como "una función de dos sistemas muy distintos". En adelante, junto al consciente había que concebir dos tipos de inconsciente, ambos inconscientes en el sentido descriptivo, pero muy distintos en cuanto a su dinámica y al devenir de sus contenidos: los del inconsciente propiamente dicho no podían llegar nunca a la conciencia, mientras que los contenidos del otro, denominado por tal razón preconsciente, alcanzaban la conciencia en ciertas condiciones. Sobre todo, después de pasar el control de una forma de censura. 

 

“Automatismo psíquico puro por el cual se propone expresar, sea verbalmente, sea por escrito, sea de cualquier otra manera, el funcionamiento real del pensamiento”. Se trata pues de un verdadero “dictado del pensamiento”, compuesto “en ausencia de todo control efectuado por la razón (yo), fuera de cualquier preocupación estética y moral (súper yo)”.

 André Breton

 

Una forma de censura que no se sentía abordada por todos aquellos artistas surrealistas. Estos intelectuales seguían la interpretación de las relaciones entre la mente consciente y la del inconsciente. Por tanto, ¿No se establecía una conexión entre ambas? Si y no. No de forma directa. Al aplicar estas técnicas automatizadas, los artistas podían permitirse que las imágenes se formaran libremente y sin ninguna intencionalidad de la conciencia. Sobre el lienzo. Favoreciendo así una lectura del subconsciente, del mismo modo que Freud lo había plasmado. Este lenguaje del propio subconsciente, basándose en la interpretación de los sueños, permitía a los artistas crear obras basadas en los propios sueños y alucinaciones, muchas veces fruto del consumo de drogas. Convirtiéndose así en un producto de las recientes innovaciones en la literatura, la ciencia y las artes. 

 

“La interpretación de los sueños es el camino real al conocimiento de las actividades inconscientes de la mente.”

Sigmund Freud

 

Este nuevo método de elaboración, conocido como automatismo, permitía travesar un camino real hasta las actividades inconscientes de la mente. Así pues, ¿Cómo pasaban del inconsciente a las nuevas formas? Mediante un discurso de dinámicas corporales que respondían a las necesidades de deseos y emociones. Se plasmaba a la pintura una forma de asociación libre de movimientos gráficos. Estas, posteriormente, eran procesadas como imágenes. Realizando, de este modo, composiciones de elementos provocados involuntariamente, fruto del intelecto. Rebajando la imaginación, el automatismo psíquico podía aportar imágenes como resultado de nuestra propia estructura mental. Una técnica que permite ejercitar un proceso de recorrido a través del estado físico y psíquico del artista hasta llegar a los actos espontáneos sin razón de ser. Abortando los límites entre el pintor, la pintura y todos sus procesos. Entendiéndose como un proceso de producción artística. 

 

“Puro automatismo psíquico por el cual se intenta expresar, verbalmente o de cualquier otra manera, el funcionamiento real del pensamiento en ausencia de cualquier control ejercido por la razón al margen de toda preocupación estética o moral.”

André Breton

 

Podemos afirmar, por lo tanto, que este movimiento de vanguardia propone una teoría de lo inconsciente y de lo irracional con la finalidad de modificar la vida, la sociedad, el arte y el hombre a través de una revolución. No se trata de un movimiento con una propia unidad de estilo, sino más bien dicho una serie de investigaciones de artistas concretos. Cada uno en su propio estilo. Una unidad de estilo que se traduce a automatismo. Y que este a la vez, es sinónimo de movimiento, de dinámica y, por lo tanto, de energía, de fuerza y de vibración. 

Podemos decir que, mediante el automatismo psíquico, la originalidad ya no es un fenómeno deseable sino inevitable. No hay artista o escritor que no haya utilizado el automatismo de forma inconsciente. Toca hablar, por tanto, de una nueva dinámica. De un nuevo flujo de trabajo que, con el paso del tiempo, sigue perdurando y perdurará en nuestros días.

BIBLIOGRAFÍA

Breton, A. (1960). Nadja. Grove Press.

Freud, S. (2019). La interpretación de los sueños. Editorial Verbum.

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